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Se olvidaron del Dios eterno,
que tuvo cuidado de ustedes,
y le causaron dolor a Jerusalén,
la ciudad que los vio crecer.

»Cuando se supo
que Dios iba a castigarlos,
Jerusalén dijo:

        “¡Ciudades vecinas, escuchen:
        Dios me envió un dolor muy grande!
10         Yo vi cómo el Dios eterno
        mandaba presos a mis habitantes.

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